martes, 27 de noviembre de 2012

Cualquier mañana


 

 

8am. Suena el despertador. Lo pospongo 15 minutos durante los que deambulo a medias entre los restos de sueño y los pensamientos conscientes... "Dejame vivir, libre, como las palomas..." Dejo que suene la canción con los brazos cruzados tras mi cabeza. Sumergida en el despertar del Lunes, atravesada por la linea de luz entre las cortinas, perezosa y libre, o perezosamente libre vete tu a saber.

 

8:30am. Me levanto de golpe, sin pensar. Abro las cortinas de par en par. Abro la ventana y salgo al balcón. Respiro profundamente, observo, reconozco un día más mi vida:el espacio estrecho entre las calles, los edificios, las sombras de los edificios sobre otros edificios, las bolsas de la basura en las puertas, la licorería cerrada, la tienda de alimentación cerrada, el movimiento de las primeras ruedas; tal vez las segundas, el movimiento del mar congelado en un dibujo estático de 3 dimensiones.

 

¿Donde está la música? La música la pongo yo. Elijo la banda sonora de la mañana. Depende del humor con el que me levanto, o mejor dicho, depende del humor con el que me quiera levantar.

 

Me gusta preparar el café en un cazo. Pongo el agua a calentar y echo el café hasta que hierve. Hay que dar tiempo a los posos para que se vayan al fondo y se queden ahí; ese es el lugar donde deben estar los posos, en el fondo de las tazas. El olor atraviesa los dos cuadrados donde habito. Una gran tostada dulce con mermelada multifrutas que fabrican aqui y debe ser la causante de todos los ingresos por subidas de azucar en el Mater Dei, pero que hago, como buena burguesa educada en la atracción por la estética, me quedé pillada por el vote.

 

 

Esperar, esperar....está sonando "Lola Soledad". Es increible el subidón que me pega esta canción cuando dice: "Lola, tu no estarás sola aquí estoy yo, hazme un sitio en tu canción Lo la lailoooo.....LO LA LAILOOO...." Os lo juro, que la pongo solo por ese momento, ese segundo de dulzura. ¿No os pasa con algunas canciones? Un micro instante en el que se congela la felicidad y no puedes dejar de desearlo una y otra vez. Como darle el primer trago a la cerveza del medio día. Diosas! mi relación con la cerveza consistiría unicamente en darle el primer trago del medio día. Pero al final, me devora la ambición.

 

 

Taza en mano y tostada en boca salgo al balcón otra vez. Ahí estoy, sentada en el suelo sin poder abrir los ojos por la luz del sol.....ssssssh, escucha.....no no escucha...solo me escuchas a mi, masticando. Y de fondo, tal vez la canción en la que estás pensando justo ahora. ¿cual es?

 

 

La hora del curro se aproxima y me tengo que poner en marcha. Una combinación entre la ducha, vestirse, fregar los platos del desayuno, leer el correo, descubrir un mensaje bonito en facebook, terminar el café, descubrir que no hay un mensaje bonito en Facebook. A ritmo latino por supuesto: valio la pena o la Tortura, y a bailar con el marco de la puerta. Creo que el otro día incluso lo besé. Como cuando eramos pequeñas y jugábamos a ser mayores y tener novios y nos morreábamos con los muñecos o los marcos de las puertas. Así somos las chicas, siempre buscando el amor en los marcos.

En fin, que me pego unos bailes de super diva que la flipas.

 

10am. Marcho. Sigo disfrutando de los paseos en bus, la excusa perfecta para no hacer nada, no esperar nada. 1 hora y media de absoluta relajación, y a veces la oportunidad de encontrar las palabras adecuadas para esta entrada. Una niña me está mirando fijamente. Yo también la miro, y hemos sostenido la mirada más de 10 segundos, que curioso una niña tan pequeña con una mirada tan grande. Estamos hechas de la misma pasta. Ella lo sabe, y yo también. Ella no me recordará. Yo si....

 

Ay! que llego.

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