sábado, 16 de marzo de 2013

Pues parece que se ha quedado buena noche


Cuando pasas tanto tiempo sin habitar un lugar sientes una especie de vergüenza al llamar a la puerta, como si un: eh hola ¿qué tal? no fuera a ser suficiente. Lo ideal sería que antes de llamar tengas preparado o:


1. Varias frases de disculpa convincentes...me da mucha pereza pensar en esto.


2. Varios temas jodidamente buenos sobre los que hablar


Quiero decir, igual podría intentar hacer una buena entrada sobre el día en que mi casero vino a cambiarme internet con dos amigos que por lo visto sabían mucho de internet, el vecino del cuarto que sabía de cables y agujeros, y su padre que no sabía mucho de nada pero tenía que coger unas medidas de mi cajón de los cubiertos.  Por suerte, me contestaron que no al would you like a coffe, porque mi cafetera es para dos y ya sabéis la pereza que da cuando tienes que poner dos veces seguidas una cafetera….da pereza. Por suerte también, se vio claramente que  había dejado mis bragas mojadas colgadas en el picaporte de la puerta principal….no tengo una explicación a esto…. Y yo que sé, que las vea mi casero, los dos amigos que saben de internet y el vecino que sabe de agujeros y cables  puede pasar, pero que las vea su padre que ha venido a coger las medidas de mi cajón de cubiertos –llamarme rara-pero me parece excesivo.  


Y volviendo al tema, en mi caso no tengo ninguna de las dos cosas preparadas.  Este trasunmillondesiglos knock knock es fruto exclusivo de la falta de sueño  y el disfrute de la nueva sala de estar en la que se ha convertido mi cocina. Un simple movimiento de mesa me ha hecho crear una sala de estar donde durante 6 meses solo había una cocina. Llevo varias horas fascinada con el hecho: ¿como un cambio tan irrelevante puede darte una completamente diferente perspectiva?  Total, que me he plantado sobre las alfombras a las 6 de la tarde, y aquí sigo con la botella de agua a la izquierda y la postal de Lisboa en el muro de enfrente. Y que no me muevo, oye….


Volviendo otra vez. El caso es que cuando por fin entras al lugar y haces el saludo de rigor, el siguiente paso tiene que ser el silencio incómodo  necesario………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………… creerme, es necesario esperar en silencio a  que todas las miradas se dirijan a ti ocultando pensamientos de tipo: no, no es suficiente o ¿estas más gorda?  Y así te quedas en una esquina esperando que se pase pronto, que todo el mundo te vea rápido y quitarte de encima el primer reencuentro lo antes posible. 


También puedes aprovechar el silencio para pensar, ahora sí, en lo jodidamente bueno que será el próximo post donde contarás tu experiencia con Julián, un caracol de lechuga; grande y con manchas que ha estado chupando mis baldosas una semana…pero hoy no quiero hablar de ello porque estoy en pleno duelo…. En fin, que en realidad no tengo la menor idea de si se entiende la metáfora.  Y todo este rollo es además estúpido  por dos razones fundamentales:


1.       A nadie le importa una mierda que vengas a vayas, a nadie excepto a ti que eres lo suficientemente egocéntrica como para creer que este blog estaba en alguna mente hace 5 minutos, o 2 semanas o 3 meses.


2.       Lo es


Joder que gusto! Se acaba de mitigar (palabra que recordé el otro día y quiero incluir en mí vocabulario) el ruido del frigorífico…..ese ruido sabéis? Ese ruido que se mete en tus tímpanos y sobre el que no te percatas hasta que deja de existir. O acaso toda persona humana no ha vivido alguna vez ese momento de: Aypordiosquealivioputofrigorigico. 


Pues eso, buenas noches.