sábado, 28 de abril de 2012

IDEARIO

http://youtu.be/Fx0Y_emcrGE

Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,
vivir en los atascos,
los frenos automáticos y el olor a gasoil.
Me angustia el cruce de miradas
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.

Me da pena la vida, los cambios de sentido,
las señales de stop y los pasos perdidos.
Me agobian las medianas,
las frases que están hechas,
los que nunca saludan y los malos profetas.

Me fatigan los dioses bajados del Olimpo
a conquistar la Tierra
y los necios de espíritu.

Me entristecen quienes me venden kleanex
en los pasos de cebra,
los que enferman de cáncer
y los que sólo son simples marionetas.

Me aplasta la hermosura
de los cuerpos perfectos,
las sirenas que ululan en las noches de fiesta,
los códigos de barras,
el baile de etiquetas.

Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio, las tardes de domingo
y hasta la línea recta.

Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran
a sus ideales sobre los de cualquiera.

Me cansa tanto tráfico
y tanto sinsentido,
parado frente al mar mientras que el mundo gira

Francisco M. Ortega Palomares "Ideario"

miércoles, 18 de abril de 2012

cámara-acción



Un, dos, tres probando. Mi visita a España

Lo brutal de las emociones es que se te cuelan en la maleta, y en Raynair no se dan ni cuenta. Si serán idiotas...porque puestos a pesar, la felicidad pesa toneladas. Es maravillosa esa forma que tiene lo importante de habitar en los sitios más pequeños. Y lo digo en serio, porque la mañana del regreso lo único que llevaba encima era una chaqueta, una mochila vacía y el aliento asqueroso de una noche anterior bañada en cerveza. Eso, y por lo menos 20 kilos de felicidad. 


Secuencia 1. Interior día. Dormitorio de Carmen. Malta

El Hugo me ha despertado a las 8:20 haciendo aspavientos con las manos mientras decía: Carmen ¿que haces? El avión!! ¿como que hago? Duermo, creo. ¿Duermo? Duermo joder. La imagen fugaz de un avión despegando ha bloqueado mis neuronas. Billete-DNI-ropa de la noche anterior; bragas de la noche anterior...que historia. Y el avión despegando sin mi. 

Secuencia 2. Exterior día. Sliema. Malta

He bajado la calle hasta Sliema Ferrys con una carcajada estúpida y nerviosa mientras Hugo danzaba con mi mochila a cuestas como si su vida dependiera de que yo cogiera ese avión.  Efectivamente, esa mañana, por alguna razón camuflada en el fondo de su estómago, su vida dependía  de que yo cogiera el avión. Finalmente, a cambio de un reembolso de 25 euros para el señor taxista, he conseguido llegar a tiempo. 25 euros ha sido el precio del alivio. Hacer vuestras cuentas. 

Secuencia 2. interior día.  Pasillo del avión.

Plano subjetivo desde mi mirada hacía las miradas. Mis ojos de traveling .Regresos. Huidas. Rutinas. Cansancio. Reencuentros.  Una mirada, una maleta. Montones de aquello que se quiere llevar, o no se quiere dejar, que no siempre es lo mismo.

Fundido en negro, quizás algún plano de aquellos que reflejan el paso de las horas que no interesan al espectador. 

Secuencia 3. Exterior noche. Estación Los LLanos de Albacete.

Mi reencuentro. Manos, labios, risas, cuerpos expandiendose en esa temperatura amediasentre, característica de los espacios públicos. ¿Ponemos el aire, o ponemos la calefacción? Se preguntan todas las mañanas. Que mania coño, que manía con poner algo. Porque digo yo, que si no sabes si es mejor poner caliente o frío, igual es que está templado. Pues así con todo, no en serio, pensarlo, todo el tiempo buscando la manera de construir situaciones artificiales para disfrazar lo que es sencillo, natural y perfecto.

Fundido en negro. Voz en off

El tiempo del reencuentro es una película intimista.  No  será la película de tu vida, ni ganará ningún premio. Será más bien de esas que encuentras en un montón de 3 euros, e incorporas a tu filmoteca llena de pequeñas historias repetidas; hermosas e importantes para las protagonistas, insignificantes para el gran público. La película de mi visita a España ha cambiado de versión original, y con una cámara de mano entra en los escenarios sin hacer ruido, observa lo que ocurre a su alrededor con la mediasonrisa de comprobar que todo sigue como siempre. Todo sigue como siempre, en el lugar seguro donde se anclan las raices y se reafirman las decisiones que algún día tomaste y que tomarás en el futuro, con la total seguridad de tener un lugar donde regresar cuando aparezcan los créditos de la película en la que has invertido el último presupuesto.  Si vuelves a España y tu madre llora cuando te ve, entiendes que cuando se enciendan las luces de la sala y el murmullo crezca , la realidad volvera al lugar donde la dejaste y tu volverás a interpretar el papel de los 3 euros, y con un poco de suerte,  habrás creado un personaje más complejo.

Y sin más, que estoy aquí. Y si quieres verme, tengo un plano perfecto para ti. La luz será tenue y cálida, el cielo azul, y entre el humo del cigarro te contaré una historia lo suficientemente interesante para rellenar una secuencia en tu película. 


Pdt: Siento enormemente el asunto de la publicidad.   Pero me lo exige la productora. 

domingo, 1 de abril de 2012

Comino




Que bonita está la noche a la luz de la candela-a-aaaa.

El hombre del fuego no descansa para que la tribu sienta el calor entre los huesos. Un fuego intenso y contenido se dibuja a llamaradas sobre el negro cielo nocturno, como un tótem sagrado para el despertar de la conciencia. Un círculo de cuerpos y música se expande en la brisa y el inicio de la escarcha; timbales, guitarras y cantos a veces a un ritmo y a veces no, pero siempre conectados. La amenaza constante de un idioma desconocido, es esta noche, no más que una letra distinta para la misma canción. Mi alma se llena de chispas. El alma en la que ni siquiera creo, se ha presentado esta noche en forma de ondas, círculos rodeando mi cuerpo, y como un twister de pies a cabeza me obliga a danzar. Extasiada, transportada, alienada, elevo mi energía a la categoría de energía colectiva y de algún modo siento ser todos, y que todos somos yo.

Nada malo puede pasarme en la Isla de la libertad, que no es la Isla grande en la que vivo, sino una Isla pequeña que forma parte de Malta, y es tan pequeña tan pequeña que se llama Comino.

Dos días sumergida en esta nueva forma de vida, donde nadie pide nada a nadie y todas saben lo que tienen que hacer, donde los cuerpos no tienen miedo de tocarse y los roles se difuminan en una pintura del siglo 0 llamada: “el sentido común de lo común”. Esta forma de vida alejada de todos los males de la tierra. Esta cultura del refugio y el cuidado que se vislumbra cada día con mayor claridad en mi sueño, pero no consigo transferir a mi deseo con la misma contundencia. Vivir sin necesitar nada, solo conciencias y cuerpos que se aman. Bueno, igual hay que criar alguna gallina, tampoco me voy a pasar con la mística.

En fin, que nunca me he sentido más hippie que este fin de semana, y he puesto la palabra hippie con toda la intención. ¿Qué ha pasado por tu mente cuando lo has leído? Puedo imaginarlo, y de veras lo entiendo. Pero no sabes cuanto me gustaría que tú entendieras, que todo lo que hay en tu mente asociado a esta palabra, seguramente no te permita entender la verdadera cuestión: que se trata simplemente de buscar el modo de reconciliarte con el mundo, y contigo misma: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo” El resto de imágenes que proyecte tu cerebro, seguro son recreaciones más o menos conseguidas provocadas por el miedo a formas de pensamiento y convivencia alternativas. Sinceramente, si en este momento de la historia del mundo no consideras de vital importancia encontrar una alternativa, puedes ahorrarte este párrafo.  Ah bueno, ya no.

Otra cosa bien distinta es que puedas o no puedas conseguirlo; que lo desees o no lo desees. Ante esto, poco tengo que añadir porque es precisamente el camino en el que yo me encuentro. Lo trataremos en algún próximo capítulo.

La cuestión es que este domingo 1 de abril, la menda lerenda se ha despertado a ras del suelo, y en un abrir y cerrar de cremallera se ha estampado con la mañana; que antes de terminar de desperezarse, una mujer desconocida le ha puesto una taza de té de canela y cardamomo en la mano. Aquí la que suscribe el texto, se ha bañado en el océano a las 11 de la mañana con un sol, que se me han secado los pelos del chichi en medio minuto (y si, tenía que decir chichi) ¿el agua? Helá como el reguillo, no la voy a flipar,  pero os juro que en ese momento no podía ser más feliz. Pero felicidad de esa al modo Carmen, que si me dejas igual exploto. Y lo más brutal de todo, es que no tenía absolutamente nada que hacer, nada que pensar, nada que desear, nada de nada, excepto ser feliz.

En realidad todo esto no sería extraordinario, sino fuera por el hecho de que por primera vez en mi vida, esta experiencia PERTENECE A MI VIDA; a la vida seria, la que parece tener importancia, en la que inviertes y juegas a ser alguien. Esa vida en la hace tres meses una experiencia así solo llegaba al status de vacaciones.  Quiero decir, que si me da la gana, mañana me cojo el bote y me vuelvo otra vez a Comino, y así sucesivamente hasta infinito; o hasta que me ponga morenisma, que en mi caso os imaginareis el tiempo que requiere.

En estas estamos. Y por cierto, aviso a seguidoras y seguidores de nuestra vida en Malta. Samuel y yo acabamos de ser concientes de que hemos dejado de contar las horas del ciclo largo, y una vez más como siempre, en la felicidad, el tiempo comienza a pasar volando.

Pdt: Me salto el orden de las entradas y os clavo dos seguidas porque la Ana “por lo visto y oído” está muy ocupada viviendo esta semana como para escribir, y a mi…..lo que me gusta.   

Carmen