Un mes parece el tiempo suficiente como para empezar a contar, a narrar, a relatar, a describir nuestra experiencia maltesa. Mostrarla a quienes quieran disfrutar de una escapada fugaz a esta tierra de piedra y agua. Haremos lo posible por compartirnos con vos, y no precisamente por vos, sino por nosotras y nuestra inagotable necesidad de contarnos.
Aquí Ana y Carmen comunicándose desde la Isla, básicamente, esa es la descripción de este blog.
Lo brutal de las emociones es que se te cuelan en la maleta, y en Raynair no se dan ni cuenta. Si serán idiotas...porque puestos a pesar, la felicidad pesa toneladas. Es maravillosa esa forma que tiene lo importante de habitar en los sitios más pequeños. Y lo digo en serio, porque la mañana del regreso lo único que llevaba encima era una chaqueta, una mochila vacía y el aliento asqueroso de una noche anterior bañada en cerveza. Eso, y por lo menos 20 kilos de felicidad.
Secuencia 1. Interior día. Dormitorio de Carmen. Malta
El Hugo me ha despertado a las 8:20 haciendo aspavientos con las manos mientras decía: Carmen ¿que haces? El avión!! ¿como que hago? Duermo, creo. ¿Duermo? Duermo joder. La imagen fugaz de un avión despegando ha bloqueado mis neuronas. Billete-DNI-ropa de la noche anterior; bragas de la noche anterior...que historia. Y el avión despegando sin mi.
Secuencia 2. Exterior día. Sliema. Malta
He bajado la calle hasta Sliema Ferrys con una carcajada estúpida y nerviosa mientras Hugo danzaba con mi mochila a cuestas como si su vida dependiera de que yo cogiera ese avión. Efectivamente, esa mañana, por alguna razón camuflada en el fondo de su estómago, su vida dependía de que yo cogiera el avión. Finalmente, a cambio de un reembolso de 25 euros para el señor taxista, he conseguido llegar a tiempo. 25 euros ha sido el precio del alivio. Hacer vuestras cuentas.
Secuencia
2. interior día. Pasillo del avión.
Plano subjetivo desde mi mirada hacía las miradas. Mis
ojos de traveling .Regresos. Huidas. Rutinas. Cansancio. Reencuentros. Una mirada, una maleta. Montones de aquello
que se quiere llevar, o no se quiere dejar, que no siempre es lo mismo.
Fundido
en negro, quizás algún plano de aquellos que reflejan el paso de las horas que
no interesan al espectador.
Secuencia
3. Exterior noche. Estación Los LLanos de Albacete.
Mi reencuentro. Manos, labios, risas, cuerpos expandiendose en esa temperatura
amediasentre, característica de los espacios públicos. ¿Ponemos el aire, o
ponemos la calefacción? Se preguntan todas las mañanas. Que mania coño, que
manía con poner algo. Porque digo yo, que si no sabes si es mejor poner caliente
o frío, igual es que está templado. Pues así con todo, no en serio, pensarlo,
todo el tiempo buscando la manera de construir situaciones artificiales para
disfrazar lo que es sencillo, natural y perfecto.
Fundido
en negro. Voz en off
El
tiempo del reencuentro es una película intimista. No
será la película de tu vida, ni ganará ningún premio. Será más bien de
esas que encuentras en un montón de 3 euros, e incorporas a tu filmoteca llena
de pequeñas historias repetidas; hermosas e importantes para las protagonistas,
insignificantes para el gran público. La película de mi visita a España ha
cambiado de versión original, y con una cámara de mano entra en los escenarios
sin hacer ruido, observa lo que ocurre a su alrededor con la mediasonrisa de
comprobar que todo sigue como siempre. Todo sigue como siempre, en el lugar seguro
donde se anclan las raices y se reafirman las decisiones que algún día tomaste
y que tomarás en el futuro, con la total seguridad de tener un lugar donde
regresar cuando aparezcan los créditos de la película en la que has invertido
el último presupuesto. Si vuelves a
España y tu madre llora cuando te ve, entiendes que cuando se enciendan las
luces de la sala y el murmullo crezca , la realidad volvera al lugar donde la
dejaste y tu volverás a interpretar el papel de los 3 euros, y con un poco de
suerte, habrás creado un personaje más
complejo.
Y
sin más, que estoy aquí. Y si quieres verme, tengo un plano perfecto para ti.
La luz será tenue y cálida, el cielo azul, y entre el humo del cigarro te
contaré una historia lo suficientemente interesante para rellenar una secuencia
en tu película.
Pdt: Siento enormemente el asunto de la publicidad. Pero me lo exige la productora.
Que bonita está la noche a la luz de la candela-a-aaaa.
El hombre del fuego no descansa para que la tribu sienta el calor entre los
huesos. Un fuego intenso y contenido se dibuja a llamaradas sobre el negro
cielo nocturno, como un tótem sagrado para el despertar de la conciencia. Un
círculo de cuerpos y música se expande en la brisa y el inicio de la escarcha;
timbales, guitarras y cantos a veces a un ritmo y a veces no, pero siempre
conectados. La amenaza constante de un idioma desconocido, es esta noche, no
más que una letra distinta para la misma canción. Mi alma se llena de chispas.
El alma en la que ni siquiera creo, se ha presentado esta noche en forma de
ondas, círculos rodeando mi cuerpo, y como un twister de pies a cabeza me
obliga a danzar. Extasiada, transportada, alienada, elevo mi energía a la
categoría de energía colectiva y de algún modo siento ser todos, y que todos
somos yo.
Nada malo puede pasarme en la Isla de la libertad, que no es la Isla grande
en la que vivo, sino una Isla pequeña que forma parte de Malta, y es tan
pequeña tan pequeña que se llama Comino.
Dos días sumergida en esta nueva forma de vida, donde nadie pide nada a
nadie y todas saben lo que tienen que hacer, donde los cuerpos no tienen miedo
de tocarse y los roles se difuminan en una pintura del siglo 0 llamada: “el
sentido común de lo común”. Esta forma de vida alejada de todos los males de la
tierra. Esta cultura del refugio y el cuidado que se vislumbra cada día con
mayor claridad en mi sueño, pero no consigo transferir a mi deseo con la misma
contundencia. Vivir sin necesitar nada, solo conciencias y cuerpos que se aman.
Bueno, igual hay que criar alguna gallina, tampoco me voy a pasar con la mística.
En fin, que nunca me he sentido más hippie que este fin de semana, y he
puesto la palabra hippie con toda la intención. ¿Qué ha pasado por tu mente
cuando lo has leído? Puedo imaginarlo, y de veras lo entiendo. Pero no sabes
cuanto me gustaría que tú entendieras, que todo lo que hay en tu mente asociado
a esta palabra, seguramente no te permita entender la verdadera cuestión: que
se trata simplemente de buscar el modo de reconciliarte con el mundo, y contigo
misma: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo” El resto de imágenes que proyecte tu cerebro, seguro son recreaciones más o menos conseguidas provocadas por el miedo
a formas de pensamiento y convivencia alternativas. Sinceramente, si en este momento de la
historia del mundo no consideras de vital importancia encontrar una
alternativa, puedes ahorrarte este párrafo. Ah bueno, ya no.
Otra cosa bien distinta es que puedas o no puedas conseguirlo; que lo
desees o no lo desees. Ante esto, poco tengo que añadir porque es precisamente
el camino en el que yo me encuentro. Lo trataremos en algún próximo capítulo.
La cuestión es que este domingo 1 de abril, la menda lerenda se ha
despertado a ras del suelo, y en un abrir y cerrar de cremallera se ha
estampado con la mañana; que antes de terminar de desperezarse, una mujer
desconocida le ha puesto una taza de té de canela y cardamomo en la mano. Aquí
la que suscribe el texto, se ha bañado en el océano a las 11 de la mañana con
un sol, que se me han secado los pelos del chichi en medio minuto (y si, tenía que decir chichi) ¿el agua? Helá
como el reguillo, no la voy a flipar,
pero os juro que en ese momento no podía ser más feliz. Pero felicidad
de esa al modo Carmen, que si me dejas igual exploto. Y lo más brutal de todo,
es que no tenía absolutamente nada que hacer, nada que pensar, nada que desear,
nada de nada, excepto ser feliz.
En realidad todo esto no sería extraordinario, sino fuera por el hecho de
que por primera vez en mi vida, esta experiencia PERTENECE A MI VIDA; a la vida
seria, la que parece tener importancia, en la que inviertes y juegas a ser
alguien. Esa vida en la hace tres meses una experiencia así solo llegaba al
status de vacaciones. Quiero decir, que
si me da la gana, mañana me cojo el bote y me vuelvo otra vez a Comino, y así
sucesivamente hasta infinito; o hasta que me ponga morenisma, que en mi caso os
imaginareis el tiempo que requiere.
En estas estamos. Y por cierto, aviso a seguidoras y seguidores de nuestra
vida en Malta. Samuel y yo acabamos de ser concientes de que hemos dejado de
contar las horas del ciclo largo, y una vez más como siempre, en la felicidad,
el tiempo comienza a pasar volando.
Pdt: Me salto el orden de las entradas y os clavo dos seguidas porque la
Ana “por lo visto y oído” está muy ocupada viviendo esta semana como para
escribir, y a mi…..lo que me gusta.